EL BAJÓN EN TERRITORIO ARAGONÉS
por JORGE ARIZA, profesor de FAGOT del CPMH
Bajón del
siglo XVII, Museo de la Música Barcelona.
Comencemos
por explicar qué es un bajón. El dulcian, curtal o bajón, como en España se ha
conocido, es el antecesor más directo de lo que
hoy conocemos como fagot. Denominado en otros países dulcian por el
sonido dulce que producía en torno a los muros resonantes de las iglesias en
contraste con otros instrumentos de su época, el bajón tenía como principal
función reforzar los bajos del coro y proporcionar un fundamento seguro a la
armonía en la música polifónica proveniente de la corriente europea que tanta
fama había adquirido en el siglo XVI.
Pero doblar las voces graves del coro no era su única función, en
ocasiones se requería como sustituto de los bajos del coro, e incluso se unía a
otros instrumentos para tocar fuera de las iglesias.
Para
completar las voces de la polifonía se idearon instrumentos de diferentes
tamaños llamados bajoncillos, estos instrumentos se adaptaban a las voces de
soprano, contralto y tenor dejando la palabra bajón para designar al más empleado
que era el bajo.
Instrumentos
de la familia del bajón en diferentes tamaños.
Difícil
poner fecha a la introducción del bajón en nuestro país, gracias a las actas
capitulares de las catedrales españolas se han descubierto referencias
frecuentes a bajones y bajonistas en las segunda mitad del S.XVI. El ejemplo
más antiguo encontrado hasta ahora del empleo de la palabra bajón lo
encontramos en las actas capitulares de la catedral de Pamplona, donde en 1530
pagaron dos ducados a Juan de la Rosa por la construcción de Bajones. En junio
de 1560 se recibió a Juan Andrés como bajonista en la catedral de Palencia, y
en agosto de 1565 el cabildo de la catedral de Ávila aprobó que César de
Sardena ayudara con el bajón a los cantores bajos para ver cómo resultaba la
experiencia.
En
lo que se refiere a Aragón, las primeras noticias de bajonistas encontradas en
Zaragoza son de 1574. Tres años más tarde, en 1577, Melchor del Rey fue
nombrado bajonista de la catedral de Huesca después de ser ministril en la
ciudad de Zaragoza. Según las actas capitulares de la catedral de Jaca, el
bajón llegó a ella en el año 1588.
El
hecho de que el bajón se relacionase con la música polifónica del estilo
antiguo fue el factor que le ayudó a sobrevivir cuando, a principios del siglo
XVIII, apareció su rival más sofisticado, el fagot. Como hemos visto
anteriormente, el bajón se asocia con el soporte de la música vocal, mientras
que el fagot adquiere un protagonismo muy destacado en la música instrumental,
así como en las nuevas formas derivadas del ámbito europeo en el campo de la
Opera, el Oratorio y el repertorio solístico.
El
uso del bajón en España se ha prolongado durante más tiempo que en cualquier
otro país. Mientras que en otros países el bajón desapareció con el auge y
desarrollo del nuevo fagot, en España coexistieron hasta bien entrado el siglo
XX. Se conservan 85 bajones en la actualidad , de los cuales 18 se encuentran
en España. En Aragón contamos con 5 bajones: 3 en Jaca, 1 en Borja y 1 en
Albarracín.
Existe
un numeroso patrimonio de instrumentos conservados en Aragón, de los que cabe
destacar los tres ejemplares de bajón y el fagot Triebert de la catedral de
Jaca, el bajón de la catedral de Albarracín, el fagot Savary y el bajón de tres
piezas de la Colegial de Borja, el fagot Adler de la Real Colegiata del Santo
Sepulcro de Calatayud y el fagot Buffet Crampon de la catedral de Tarazona.
La
música de la catedral de Jaca poseía un paisaje sonoro variado e innovador. La
catedral contaba con músicos muy bien preparados, la capilla de música contaba
con maestro de capilla, organista, contralto, tenor, cuatro niños de coro
(escolanos, como se les llamaba en Aragón) y un bajón. Además de la catedral,
el resto de instituciones contaba con algún grupo de músicos, el convento de
las benedictinas tenía una estructura musical mínima: una organista, dos
cantantes y una bajona (nombre que se le daba a la intérprete femenina de
bajón).
Los
tres bajones que se conservan en el archivo de la catedral de Jaca forman un
interesante conjunto, no sólo por ser de medidas distintas, sino porque entre
los tres presentan toda una gama de composturas. Se conserva también una funda
de cuero para bajón.
El
bajón se introdujo en la capilla en el año 1588, ya que según las actas
capitulares, el 4 de noviembre de 1587 el cabildo resolvió que mosén Tomás
Vidos podía comprar un bajón en Zaragoza, e ir para aprender a tocarlo después
de las fiestas de Navidad, ya que había necesidad en la iglesia de un bajón. En
1602 se habló de la falta de voces y de la necesidad de un bajón, y se
decidió comprar uno en Valladolid. Otros
bajones fueron comprados en 1606, en 1628 Lérida y en 1644 Zaragoza (1).
Aunque
era costumbre en las catedrales que uno de los bajones en funciones enseñara a
tocar a algún niño del coro, varios de los futuros instrumentistas de Jaca
fueron enviados a otro sitio a aprender. Como ya he señalado, Tomás Vidos fue a
Zaragoza, pero también había otros lugares donde aprender, como Huesca o el
monasterio de San Juan de la Peña.
El
bajón de la catedral del Salvador de Albarracín se encuentra en el Museo
Diocesano de dicha localidad administrado por la Fundación Santa María de
Albarracín
. Se expone junto a un fagot francés Lefèvre y otros instrumentos como un
violín o un contrabajo de tres cuerdas.
Bajón Albarracín.
En
la parroquia de Santa María de Borja encontramos el bajón más moderno de los
que se conservan en Aragón, está construido en tres piezas para facilitar su
transporte, evolución que luego se adaptará al fagot. Posee un mayor número de
llaves. En las actas capitulares se ven reflejadas compras de bajones en 1678,
1701 y 1732. Aunque ya en 1623 la iglesia poseía un bajón en propiedad.
Bajón Borja.
Aragón
ha sido un referente en cuanto a la música de ministriles se refiere. Por
supuesto hubo más capillas en las que podíamos deleitarnos con el sonido del
bajón, como la catedral de La Seo, la Catedral del Pilar en Zaragoza o la
Catedral de Huesca.
Tras
realizar en su día mis investigaciones sobre el tema no pude dejar de pasar por
alto el hecho de que la gran mayoría de los bajones conservados en Europa se
hallan en museos y en manos expertas dedicadas al cuidado de los mismos,
mientras que en Aragón se continúan conservando en estancias poco preparadas
para tal menester con el consecuente deterioro que esto les puede llegar a
acarrear.
(1)
Las cuentas de la sacristía para el año 1643 incluyen el pago de cuatro sueldos
al calderero, por hacer una “tudelana” de bajón; las de 1644, el pago de 20
libras por una bajón comprado en Zaragoza; y las de 1645, una ayuda al
pitancero para pagar el bajón.
Links:
Referencias:
- “A brief survey of the late Spanish bajón”.
B.Kenyon de Pascual. Galpin Society Journal (1984).
- “El bajón español y los tres ejemplares de la
Catedral de Jaca”. Nasarre: Revista aragonesa de musicología 2, nº. 2 (1986):
109-33.
- “Curtal, Dulcian, Bajón: La Historia del
precursor del fagot”. Maggie Kilbey (2002).
- “El
bajón en Aragón” Trabajo Investigación fin de Carrera Jorge Ariza Moreno
(2006).
- “Antología musical de la catedral de Jaca en
el siglo XVIII”. Miguel Ángel Marín.
- “El bajón Hispánico y los bajones conservados
en Aragón”, Trabajo Fin de Grado Vicente Beltrán.