“Y TODO ACABÓ DE REPENTE
La Banda Municipal de Huesca
por HUGO PORTAS, profesor de tuba CPMH
por HUGO PORTAS, profesor de tuba CPMH
Mis comienzos en la música fueron en una banda de música. Y formando parte de ella encontré razones suficientes para que la música fuese mi profesión. Con el paso del tiempo, para todos, las experiencias vitales acumuladas tocando en una banda se hacen imborrables.
Estoy convencido de su trascendencia como represente musical
de cada municipio. La banda forma parte de la identidad colectiva por muchos los
motivos: proporciona formación musical, refuerza el asociacionismo y la
cohesión social entre niños, adolescentes, adultos y mayores sin importar su
procedencia (estudiantes, ingenieros, albañiles o parados), forma a líderes y anima
a la práctica de diferentes roles en función de la valía, instruye musicalmente
a la sociedad a través de sus actuaciones populares y cultas y un largo
etcétera (1).
Leer el artículo "La
Banda Municipal" me ha causado sentimientos encontrados: melancolía, nostalgia,
esperanza... Mientras da luz sobre la vida musical de la ciudad de Huesca de
hace un siglo ofrece a su vez una llamada a la reflexión sobre la importancia
de sostener y apoyar los símbolos culturales e identitarios locales. A través
de un relato que transmite emoción contenida, Antonio Godé, delineante, escritor
y músico oscense deja una pregunta en el aire, ¿qué hubiese ocurrido si la
historia fuese la contraria? (2)
Antes de pasar a la transcripción íntegra del artículo de
Antonio Godé, recuperado en una edición especial de "La Nueva España"
de 10 de agosto de 1963, un dato curioso para los tubistas. En la imagen 2, que acompaña el artículo y fechada en 1914, la
tuba que aparece (número 1) es de la compañía August Heinrich Rott Sohn (Augusto
Enrique Rott Hijo). Fue fabricada entre 1869 y 1917 en Vinohrady, antigua
localidad próxima a Praga (hoy en día es uno de sus distritos), en la República
Checa.
Imagen del mismo modelo de Tuba empleado en la
Banda Municipal de Huesca en 1914.
Se trata de un modelo de los más populares de su
época y de uso común en España en la primera mitad del s. XX. Con respecto al
bombardino o bugle contrabajo (número 3) y el bugle bajo o barítono (número 2),
por sus posiciones en la foto y la calidad de la imagen, no es posible
distinguir los modelos ni las marcas.
"La
Banda Municipal"
La Banda Municipal de Huesca en el día de su
presentación en público (8 de agosto de 1914).
"Amable lector: gracias a la amabilidad del director del diario "Nueva España", mi querido amigo, voy a permitirme situar a usted cinco años atrás para recordarle algo que seguramente habrá olvidado o tal vez no ha conocido.
En
Huesca hubo una Banda Municipal. ¡Con mayúsculas! Y desapareció
lamentablemente, como otras cosas buenas que Huesca tuvo y no tiene.
Se
fundó el año 1914 e hizo su presentación el día ocho de agosto a las doce de la
mañana, con un concierto en el Palacio Municipal, una selección de
"Maruxa" la zarzuela del maestro Vives que era la más famosa en aquel
entonces. Estrenó un uniforme de paño negro porque el Ayuntamiento pensando en
que el verano aquí es corto y que dos meses después tendría que hacer el
uniforme de invierno, lo hizo ya entonces, ahorrándose de momento el de verano
y hubo que verlos al día siguiente en el pasacalles del comienzo de fiestas a
mediodía, Coso abajo, al sol, con un calor de los de entonces y sudando la
"gota gorda" con cuello alto cerrado y gorra de cartón. (Véase la
foto).
Se
formó con los restos de otra banda que dirigió don Eusebio Coronas, oscense de
una familia de abolengo musical que aún no se ha extinguido (¿verdad amigo
Mariano?) a los que se añadieron un grupo de mozalbetes procedentes de otra
banda, también desaparecida que hubo en el Colegio Salesiano de esta ciudad.
También
conozco la historia de esta banda y no resisto a la tentación de resumirla
brevemente. Esto era el año 1910, dirigía el Colegio un salesiano joven, el P.
Vicente Schiralli, gran artista de la pirografía cuyas magníficas obras (más de
un centenar) la mayoría hechas en Huesca aún (sic) pueden admirarse en el
Tibidabo a donde fue destinado desde aquí para ponerse al frente (de) la
construcción del magnífico templo; inquieto y aficionado a las bellas artes,
como buen italiano ideó la formación de una banda de música con sus
"bambinos" y en Milán adquirió el instrumental necesario. Como las
clases de solfeo y canto ya funcionaban antes de esas fechas, el hacer sonar la
banda fue cosa fácil. Los primeros instrumentos que llegaron a Huesca (los
restantes tardaron un par de meses) fueron cuatro clarinetes que fueron
entregados a cuatro muchachos que se llamaban, y aún se llaman, aunque ya no
son muchachos, Anoro, Santolaria, Galán y Godé. Con la batuta, otro salesiano
de chaqueta y pantalón, negro él y bigotudo don Antonio Aparicio, fallecido
años después en Camagüey (Cuba). Aquella "bandeja" actuaba en
pasacalles, procesiones y otros actos con el beneplácito general, incluso salía
a las fiestas de los pueblos Sariñena, Lupiñén, etc., y tuvo una actuación muy
destacada en el recibimiento que se hizo a la Infanta Isabel en la terraza del
"Círculo Oscense". Sonaba la marcha de Infantes y Su Alteza preguntó
de donde (sic) salía aquella música, éramos unos críos ocultos por las personas
mayores. Nos felicitó y acarició a los más próximos y ordenó se nos obsequiara
con dulces. Gracias Chata (lo de Chata lo supimos después).
Volviendo
a la Municipal, recuerdo que las pasábamos "moradas" ensayando
"Maruxa" donde los clarinetes terceros y cuartos teníamos más trabajo
que los primeros y segundos, ¡aquellos arpegios! pero todo se iba superando
gracias a nuestro entusiasmo y a la competencia extraordinaria de aquel
magnífico director que se llamó don Manuel Sariñena. Aquello iba a más en todos
los aspectos, empezamos treinta y uno y al año siguiente éramos cerca de
sesenta, cuya cifra se rebasó más adelante, el repertorio crecía rápidamente y
en él llegaron a figurar las obras más famosas de la época y de todos los
géneros. El Ocaso de los Dioses, Parsifal, Sansón y Dalila, los valses de Eva y
La Viuda Alegre, todas las zarzuelas conocidas. ¡Como (sic) sonaba la Canción
del Olvido durante el Ofertorio de las misas mayores en las fiestas de los
pueblos! ¡qué éxito con los Cantos Asturianos del maestro Villa en un concierto
en el teatro Principal organizado por la Sociedad Musical que presidía don
Mariano Lacasa, padre del director del actual Orfeón y también los famosos
pasodobles de concierto Suspiros de España, Gerona y otros, y aquellos castizos
y toresísimos (sic) Gallito, Dauder, Vito, Angelillo, dificilísimos de
ejecutar, el popularísimo, Gato Montés y el delicioso Camino de Rosas del
maestro Franco con (el) que hacíamos el desfile hacia la plaza de toros en las
inmediaciones del antiguo puente de San Miguel, cuando nos pasábamos la corrida
sin parar de tocar premiando las grandes faenas de Joselito, Gaona y Belmonde.
Pero
la perfección a que llegó la Banda si lo perfecto pudiera darse en lo humano
fue con motivo del II Congreso de la Corona de Aragón que comenzó en el Teatro
Principal el 26 de abril de 1920: por la tarde pronunció una conferencia míster
Adolphe Falgairolle, que meses más tardes se casó con una de las más guapas
oscenses, Asunción Lasaosa. El día 25 se celebró en la Catedral un solemne
pontificial (sic) por el obispo de Jaca, doctor Pascual Frutos Valiente, y la
oración estuvo a cargo de nuestro obispo Fray Zacarías Martínez Núñez. A
continuación se organizó la procesión cívica para el traslado de los restos del
rey don Alfonso el batallador a los claustros de San Pedro el Viejo, donde
reposan. Presidía el vistosísimo cortejo el rector de la Universidad de
Zaragoza que representaba al ministro de Instrucción Pública y figuraban en él
obispos, catedráticos, historiadores, militares con sus variadísimos uniformes,
muchos de ellos desconocidos en Huesca, españoles, franceses, italianos y
detrás el armón de artillería con el arcón que contenía los restos, tirado por
seis magníficos caballos blancos. Lo que dio lugar a que al día siguiente
escribiera don Luis López Allué en sus "Coplas y más coplas" que,
según uno de Albero, los caballos blancos eran blancos porque el muerto era
soltero. Y después, la Banda, solemne, realzando aún más aquel acto, bordando
más que ejecutando la marcha fúnebre titulada "Memento", como un
órgano, como una música que saliera de ultratumba…
Y
como todo hay decirlo, voy también a relatar un fracaso que tuvimos. Organizó
un año las fiesta de San Lorenzo, la Sociedad Musical antes mencionada y el
número fuerte del programa y que nunca se ha repetido, era un concurso de
Bandas civiles, acudieron siete y nuestra municipal actuó fuera de concurso, la
obra obligatoria "Suite en la", de Julio Gómez, tenía unos compases
de verdadera dificultad, todos los fueron salvando como pudieron y al llegar nuestro
turno, que se debió evitar ya que nosotros no teníamos obligación de ejecutar
aquello, le tocó el "hueso" al trompa que lo pasó magnífico, se
trataba nada menos que de don Celio Abenia, el mejor trompa de aquellos
tiempos, luego el saxofón que ya se defendió peor y por fin el requinto que
organizó un siseo y una rechifla general de toda la plaza de toros llena hasta
los topes, la entrada era gratuita, como se estilaba entonces.
Y
qué aguante el de aquellos pulmones, tocadores y cantadores rodando todo el
pueblo de Almudévar desde las ocho de la noche hasta las nueve de la mañana
siguiente cantando dos coplas en todas las casas del pueblo por Teodoro
Sanagustín (El Chino) y Gabriel Oliván (El Piojo) verdaderos campeones de la
Jota de todos los tiempos.
Y es
que había verdadera afición a la música, el siguiente hecho lo demuestra: en la
Banda no había óboe (sic) ni timbales, pues bien, don Julio Torrente y don
Alfonso San Agustín se loscompraron con su dinero particular.
El
presupuesto era seguramente pequeño, los solistas que no éramos más que tres,
cobrábamos treinta pesetas mensuales, con obligación de asistir, como todos, a
los ensayos diarios, a dar un concierto público todos los domingos, en verano
en el paseo de la Estación y en invierno en el Porche y actuar gratis también
en todos los actos al os que asistiera el Ayuntamiento en Corporación,
incluidas las fiestas de San Lorenzo. Unicamente (sic) eran de pago las
restantes actuaciones, salidas a los pueblos, procesiones y bailes que se daban
en invierno todos los días de fiesta en "La Bohemia" y luego en
"Goya" mas (sic) los famosos carnavales en las dos citadas sociedades
y el no menos famoso del lunes en el Círculo Oscense.
Y se
hacía oposiciones y todo, el hoy famoso maestro Montorio que entonces era un
mocoso, perdóname, le pisó en buena lid una plaza de segunda al que estas
líneas escribe.
Y se
formaron músicos profesionales, el mismo Montorio, el más destacado que
entonces tocaba la flauta, Asún, Rovira, Ainoza y otros muchos que en la música
encontraron su medio de vida uno en la mili y otros en orquestas y orquestinas.
Y
todo acabó de repente. Llegó el día de Reyes del año 1921, los diarios
publicaban el "Programa del Concierto que ejecutará hoy la Banda
Municipal, a las etc., etc…. No era domingo, el director se hallaba enfermo y
no se le pudo consultar y los músicos acordaron no comparecer, solo lo hicieron
tres o cuatro, a la mañana siguiente llamada del señor alcalde ejerciente que
lo era el mismo de cuando el Congreso de la Corona, don Augusto Vidal Perera,
explicaciones por ambas partes, la consabida comisión de concejales que se
nombra y acuerda imponer una sanción de un mes de haber, por rebeldía: nuevos
forcejeos y al fin se acuerda perdonar la falta pero de la multa ni un céntimo
y como la lucha se entabló entre cabezudos a cuál (sic) más gordo por ambas
partes y no compareció ningún gigante habilidoso que arreglara el asunto,
aquella Banda que era el orgullo de Huesca y nuestro orgullo murió porque entre
todos la matamos.
Yo
confieso que sigo arrepentido y que no rechazo la parte de responsabilidad que
me corresponde, tal vez hoy aún sonaría la Banda.
Muchas
más cosas podría contar, viajes, anécdotas (las hay muy buenas) pero alargarían
innecesariamente este escribo hago punto final.
Pero
antes unas preguntas: ¿no podría el Ayuntamiento volver a crear la Banda?
Músicos hay más que entonces y otras localidades de menor importancia que la
nuestra, la tienen. Si ello no es posible, ¿no podría la Banda divisionaria dar
conciertos públicos todos los domingos del año? Se trata únicamente de
encontrar quién pague, ya que el público premia con entusiastas aplausos las
buenas, bonísimas actuaciones que va teniendo esta Banda en los últimos
domingos (3)".
Bibliografía:
1. Brufal Arráez, José David. "Estudio de la trayectoria
en educación musical de los componentes de sociedades musicales de Alicante:
Vega Baja, Medio y Alto Vinalopó". 2009, p. 2.
2. Ramirez de Arellano Oñate, Ana María. "Manifestaciones
literarias a través del periódico "Nueva España" desde 1936 a 1949
(poesía y prosa)". 1981, p. 158-159.
3. Godé, Antonio. "La Banda Municipal", publicado en
"La Nueva España" el 10 de agosto de 1963, p. 10.
Pie de foto 1: Imagen del mismo modelo de Tuba empleado en la
Banda Municipal de Huesca en 1914.
Pie de foto 2: "La Banda Municipal de Huesca en el día de
su presentación en público (8 de agosto de 1914)".